—¿Despertarla? No es la mejor opción en estos
momentos.
—Pero Ally dijo que ella la ayudaría.
—Bueno, pero no sé cómo. Ella no sabe mucho
más que nosotros sobre los poderes de esta chica.
Abro los
ojos y solo me encuentro con la oscuridad de la habitación compartida. Al otro
lado de la sábana que hace de puerta la luz de una vela refleja dos cuerpos
discutiendo. Los dos eran hombres, y uno era Cass. Podría reconocer su sombra
en cualquier lugar, y sobre todo en la oscuridad. Quiero decir, debí seguirlo
en una cueva oscura, claro que debo saber cómo es su sombra. Si no,
probablemente no me podría haber dado una ducha y meter en lo que llamo cama.
Hace
probablemente cinco horas que regresé de la larga caminata con Cass. El resto
del camino fue en silencio, pero lo agradecí. Me mantuve unos metros por detrás
de Cass mientras me concentraba en ver como mis manos eran envueltas por una
capa de algo de tonos azulados, que reconocí de cuando hice el campo de fuerza
durante el bombardeo, y según yo, cuando todos los de mi vecindario murieron.
Me siento
en la cama y me llevo las manos a los ojos para despejar el sueño. Luego me
levanto y camino hacia la sábana. La hago a un lado y me encuentro con Cass y
Trent a un par de metros, con una vela encendida dando sus últimos respiros.
—Ey, ¿Qué
está ocurriendo aquí? — pregunta mi voz cansada, y salgo al pasillo helado.
Trent salta, y luego mira hacia mí. Cass se está rascando el cuello.
—Allison te
necesita— dice Cass.
—No, no te
necesita— me dice Trent, y entrecierro la mirada.
—¿Ella
sigue recuperándose? — pregunto, y Cass asiente con la cabeza.
—De verdad,
ella no te necesita, Al— Trent se apoya contra la pared, y sopla un poco de
tierra que se desprendió cuando lo hizo. Lo miro recelosa, y entonces veo esa
estúpida mirada en sus ojos, que me dice que no tengo que meterme. Bueno, debo
meterme en esto, pero él no quiere que lo haga.
—¿Estás
enamorado de Allison, Trent? — me cruzo de brazos, y pongo los ojos en blanco—.
Que tierno.
Trent se
sonroja, y se acaricia el cuello, dándose un apretón en la nuca. Cass lo mira,
ahora con diversión, y no puedo evitar reírme.
—¿Nunca
estuviste enamorada? — me pregunta, y soplo un mechón de mi cabello que se
soltó.
—No— dije,
y pateé el suelo de piedra—. Nunca.
Uno de los
dos carraspea, y reconocí el carraspeo de Cass. Hemos estado juntos tanto
tiempo que conozco todo lo que él hace. Debería despegarme un poco, pero es
inevitable. Siempre todo es inevitable.
—Bueno— me
froto las manos, que están frías—. ¿Allison sigue en el hospital?
Cass
asiente, mientras que Trent sacude la cabeza. Mi instinto sabe a quién creerle,
así que comienzo mi camino hacia el hospital...
Y todo
comienza a temblar.
Pierdo el
equilibrio, y con razón, y mi cuerpo termina contra la pared. Me sostengo de la
pared, pero pronto me caigo al suelo. Unos brazos fuertes me sostienen un par
de segundos después, y veo a Trent, pero no está mirándome a mí. Está mirando
hacia la habitación de mujeres.
—¡Cuidado! —
grita, al mismo tiempo en el que un pedazo de roca se desprende. No sé a quién
se lo dijo, pero fue demasiado tarde. Tuvo que usar sus poderes.
Un gran
pedazo de tierra se encuentra suspendido sobre el pequeño cuerpo de Molly, y
ella está mirando hacia nosotros, dormida, asustada y sorprendida. El temblor
ha terminado, no hay rastros de Cass y el rostro de Trent tiene gotas de
traspiración.
—Molly, por
favor, ven aquí— digo. Me siento, y abro los brazos para que corra dentro de
ellos. Lo hace, y se larga a llorar en mi hombro. La abrazo fuerte, mientras
Trent suelta el agarre de la tierra. Ésta cae en el suelo con un estruendo, y
recorro mi mano por la espalda de la niña que ahora solloza en mi hombro.
—Quiero a
mi mamá— dice, su voz ahogada y compungida—. Tengo miedo.
Apoyo mi
cabeza sobre la suya, y le acaricio el cabello.
—Lo sé,
bebé— digo, y me levanto, alzándola a ella. Ella rodea mi cuello, y apoya su
frente en mi hombro. Los sollozos caducan, y ella cae en un sueño profundo.
Miro a
Trent, que a su vez me está mirando a mí, y sonríe levemente.
—Tienes un
talento natural sobre las personas, ¿Lo sabes, verdad? — me pregunta.
Aprieto el
agarre sobre Molly, y me encojo de hombros levemente.
—¿Dónde
está Cass?
—No lo sé—
me contesta—. Antes del temblor estaba aquí, y al segundo desapareció.
Miro para
ambos lados, y no veo más que algunos grandes pedazos de tierra y escombros
esparcidos por todo el lugar.
—Debe estar
en algún lugar para ver el exterior— digo, y comienzo a caminar hacia el
hospital—. ¿Qué hay más allá de las habitaciones del hospital? — le pregunto a
Trent, que sé que me está siguiendo.
—No lo sé.
Nunca fui— dice—. Veré cómo está Allison. Tú fíjate qué hay— me dice. Nos
separamos cuando él abrió la cortina de la habitación de Allison. Por suerte,
esta parte no fue muy afectada, ya que queda más profunda que el resto de la
construcción.
Molly se
remueve en mis brazos, ya que no pude dejarla en la habitación, considerando
que ahora hay un gran pedazo de tierra tapando la entrada. Después de pasar la
última habitación, camino por la oscuridad hasta encontrarme con una línea de
luz blanca. Camino hacia ella, y veo que es una puerta de metal entreabierta.
Veo por la pequeña rendija, y veo pantallas de televisión en blanco y negro,
pero todas con interferencia.
Empujo
levemente la puerta, y me encuentro con Cass apoyado contra una gran consola
que podría ser a su vez un teclado, pero mucho más grande.
—¿Cass? —
susurro, y Molly se queja en mis brazos.
Cass salta,
y se da la vuelta para mirarme.
—¿Alanis? —
pregunta de vuelta—. ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien? ¿Están todos bien?
Miro hacia
los monitores. Uno de ellos tiene la imagen de la cocina, vacía a esta hora.
Según unos números a un extremo, son las dos y cuarenta y ocho de la madrugada.
—Sí, todo
está bien. Bueno, eso creo— digo, y acaricio el cabello de Molly cuando siento
que tiembla—. Quedamos fuera de la habitación— digo, cuando veo la pregunta en
sus ojos de por qué cargo a una niña.
—Usa la mía—
me dice—. Estaré aquí toda la noche, controlando que no haya más ataques.
Miro de
nuevo los monitores. Solo uno recuperó la conexión, que da frente a un espacio
abierto, con un matorral. Agua oscura lo recorre, pero no sé si es escura por
la noche, por la pantalla o por otra cosa.
—¿Fue un
ataque? — pregunto, y Molly lanza un sollozo en mis brazos. Pesadillas.
Normales considerando todo lo que está pasando siendo una niña tan pequeña.
—Sí— dice—.
Ve a dormir. Te necesitaré luego.
Abrazo a
Molly una vez más, como si fuera un peluche, y salgo del cuarto. Camino hacia
la habitación de Cass, Me siento, acuesto a Molly contra la pared y luego la
abrazo, conteniéndola mientras llora suavemente.
ya me pasé! Besos :*
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